miércoles, 14 de marzo de 2018

+Money -Capítulo 15

Capítulo 14



La mañana del lunes, un día después de su pelea con Nabil, Theo tuvo un disgusto nada más salir del ascensor en el trabajo. Un enorme ramo de rosas estaba colocado en el escritorio de su secretaria. Parecía que aunque a él acaban de llamarlo prostituto alguien era lo suficientemente adorado para recibir flores a primera hora del día. Se masajeó el puente de la nariz y se recordó que su secretaria no tenía la culpa de su desgracia.

-Buenos días Nara- le saludó cortésmente aunque aún de mal humor. No tenía una relación cercana con aquella persona, era una chica recomendada por su hermano mayor así que era eficiente pero no tenía una amistad o similar con la chica así que no tenía pensado felicitarla por el regalo ni mucho menos.

-Buenos días, señor; Disculpe, Estas flores llegaron hace un momento ¿qué debería hacer con ellas?- Theo se detuvo y rodó los ojos de mal humor.

-Son sus flores Nara, haga lo que quiera, solo despeje su escritorio- ordenó y la chica mostró un segundo de sorpresa.


-Señor, estas flores no son mías, las enviaron para usted- aclaró con tono precavido. Su jefe no era en absoluto un hombre feo, era uno de los hombres más apuestos que había visto en su vida, quizá el segundo o tercero, aún no se decidía pero aún así recibir flores, para un hombre, no era común. En un principio pensó que quizá venían del cuñado de su jefe, pues sabía que éste era dueño de una florería, pero descubrió que ni siquiera era de la misma florería mucho menos del cuñado. La muchacha se sentía algo precavida con aquellas flores así que no las había pasado al escritorio de su jefe sin antes preguntar.

-¿Para mí?- preguntó confundido, al ver la confusión de su jefe la secretaria se dijo que había sido correcto no llevarlas directo a su escritorio- ¿Gael me envió flores?- en su cabeza desde luego la primera opción fue su cuñado, pero no había razón para que Gael le enviara flores. ¿Quizá se había confundido con alguna cosa? – Pásalas a mi oficina y colócalas en un jarrón ¿tenían alguna tarjeta?- quizá era algún tipo de invitación. Gael no era dueño de solo una florería, era una cadena especializada en mensajes con el lenguaje de las flores. "Díselo con flores" la importante cadena de florerías desde luego podía permitirse usar un ramo tan extravagante como una invitación. De no ser porque antes de finalmente casarse se lo informarían a la familia entera, Theo podría sospechar que aquel enorme ramo adornado con pequeñas perlas y flores exóticas bien podría ser el complemento a la invitación del feliz evento. 

- No son de su cuñado jefe, ni siquiera son de su marca- aclaró y Theo frunció el ceño.

-¿De quién son?- no podía pensar en alguna otra razón para recibir flores.

-Venían con este sobre- le extendió el pequeño sobre color papiro, cerrado con un sello de cera. A Theo le pareció que era bastante cursi pero iba a juego con toda la escenita de las flores y las perlas. Tranquilamente abrió el sobre y sacó la pequeña tarjeta con aroma a bosque de este. El mensaje no era largo apenas una frase.

"Te amo, por favor perdóname

Nabil"

El pequeño mensaje golpeó fuertemente en su pecho y se quedó varios segundos contemplando la tarjeta como si temiera no entender lo que estaba leyendo.

-Haz que traigan un jarrón a mi oficina- ordenó y tomó las flores con cuidado, observándolas nuevamente. Esta vez con más atención, el papel azul cielo en el que estaba envuelto por la base, el ramo era de alta calidad. Las pequeñas perlas jugaban entre las flores exóticas que no reconocía e incluso había algunas cuentas que parecían pequeños diamantes entre la fila de perlas. Sonrió inconscientemente y sin decir más entró a su oficina ocupado examinando cada detalle de su ramo.

Así que por fin Nabil estaba reaccionando. Bien muy bien, pero su pecado no era pequeño, ¿pensaba que solo con un ramo de rosas lo tendría de vuelta? No, el pequeño bribón iba a tener que esforzarse mucho más si quería que volviera con él.

Al día siguiente Theo se sintió algo decepcionado por no recibir ninguna novedad al llegar al trabajo, alguien debía explicarle a Nabil que la reconquista era un trabajo que llevaba constancia. Suspiró y se recordó que su pequeño pelirrojo no era precisamente un experto en amor y cortejo.

Cerca de las diez de la mañana la secretaria de Theo le anunció que su cuñado estaba ahí para verle, extrañado pero curioso y también complacido de que su cuñado favorito lo visitara indicó que lo hicieran pasar enseguida. Su sorpresa más grande fue el solo ver los pies de Gael caminar dentro de la oficina, pues de la cintura para arriba estaba cubierto por un enorme ramo de flores. Aún más grande que el del día anterior.


-¿Qué se supone que significa esto?- se rió- ¿Qué? ¿Supiste que recibí rosas que no eran de tu marca ayer y llegaste a competir?- puede que ese ramo fuera más impresionante que el que le había enviado Nabil, ero no pesaba reemplazar aquel preciado ramo por el de su cuñado por mucho que apreciara a este.

-¿Recibiste flores ayer?- la voz de Gael salió de detrás de las flores y una cabeza pelirroja se asomó de detrás de ellas- ¿tienes a dos chicas peleando por ti o algo así? – sonrió burlón haciendo que sus encantadoras pecas resaltaran en sus mejillas, salpicadas en su piel lechosa.

-¿Chicas?- no podía pensar en nadie aparte de Gael y ahora Nabil para enviarle flores. Quizá su papá... era el único en su familia lo suficientemente sensible para llegar a tener algún detalle tan suave.

-Éstas son de una tal Nabil para el hombre más perfecto de la tierra- se rió y dejó el ramo sobre el escritorio- la tienes loca- aseguró y Theo parpadeo dos veces y después sonrió, así que esas flores también eran de Nabil. Con una enorme sonrisa tomó el teléfono y le indicó a su secretaria que consiguiera un jarrón apropiado para el nuevo ramo. Así que su pequeña cosa pelirroja sí que entendía el procedimiento.

-¿Por qué las viniste a entregar tu?- preguntó a Gael ¿desde cuando el dueño hacia entregas?

Gael se colocó una mano en la cintura sin que la coqueta sonrisa se borrara de sus labios.

-¿Cómo podría no venir? ¿Crees que el nombre de alguien de tu familia aparece en los registros de cualquiera de mis tiendas sin que yo me entere?- preguntó, Theo lo observó unos segundos y después sonrió significativamente.

-Yo no uso el apellido de mi familia, uso el de la tuya así que seguramente te notificaron del envío por el parentesco ¿cierto?- preguntó con tono juguetón. Gael se sonrojó y se aclaró la garganta.

-Solo fue por que pidieron uno de los ramos más caros que manejamos. Tu admiradora se está gastando una pequeña fortuna en ti- Theo asintió pero siguió mirando con burla a Gael. Sin dejar pasar lo que había dicho antes.

-Entiendo porqué te notificaron de este envío pero... ¿por qué hay una notificación para cualquiera del resto de mi familia? – preguntó aunque tenía una idea muy clara de la razón. Gael siempre prestaría especial atención si se trataba de un pedido para sus suegros, no dejaría pasar oportunidad de mostrar su buena voluntad, pero respecto a su hermano... ese era otro cuento-. ¿Aún te preocupan todas las admiradoras de mi hermano?- preguntó sabiendo que era ese el caso y Gael se volvió aun más rojo, su cabello y su rostro de un color bastante similar y sus ojos azules brillando algo cristalizados por la vergüenza. Una imagen tan adorable que a Theo le resulto divertida.

-No me preocupa- renegó y Theo soltó una risita de buena gana.

-Que bien porque no tendría sentido. Si sabes que mi hermano está loco por ti desde que eran niños ¿no?- lo de aquellos dos bien podía llamarse amor de la infancia. Gael se cruzó de brazos.

-Era un mocoso engreído y aún lo es, si alguien quiere llevárselo y quitármelo de encima, adelante- renegó de dientes para afuera.

-Bien bien, le pasaré el memo a su club de fans. Ahora dime, entiendo que te notificaran de que alguien me envió un ridículamente caro ramo de flores pero ¿por qué viniste a dejarlo?- preguntó mientras distraídamente pasaba los dedos por las flores en su escritorio encontrando que la acción lo ponía de mejor humor a cada segundo.

-Bueno, solo me preguntaba qué tan correspondida era esta dama- sonrió olvidando su vergüenza y concentrándose en los asuntos de Theo.

El rubio levantó una ceja preguntándose qué tramaba aquel pelirrojo maquiavélico.

-Bastante en realidad- no acostumbraba mentirle a Gael, más que su cuñado era un hermano para él, casi tan cercano como su propio hermano de sangre.

La sonrisa que se ensanchó en los labios de Gael le dio a Theo un escalofrío en la espalda.

-Hace algunos años... ¿no dijiste que te debía un favor por dejarte usar mi registro familiar y mi apellido?- le recordó, Theo recordó que en aquel tiempo cuando estaba por entrar en la empresa familiar no había querido desarrollarse bajo la sombra de los genios de su familia como lo eran su padre y su hermano así que había decidido usar el apellido de su cuñado... parecía que la acción había vuelto ahora a morderle el trasero.

-¿Qué estás tramando?- preguntó entrecerrando los ojos. No debía ser nada bueno si aquel perdido había ido hasta su oficina a buscarlo y hacer trabajo de mensajería.

-¿No crees que si es algo serio sería bueno presentarle a tu familia?- pregunto, Theo tardó apenas dos segundos en saber qué era lo que pasaba, en dos semanas sería el aniversario de boda de sus padres y siempre lo celebraban en familia, nada extravagante. Pero siendo de los dos hermanos solo el mayor el que tenía pareja la presión siempre caía sobre ellos. ¡¡Gael quería una distracción!!

-¿Estás intentando usarme de pantalla?- preguntó con fingido resentimiento y Gael solo sonrió aún mas coqueto hasta que sus ojos parecían un par de rendijas llenas de placer.

-Lo prometiste, vamos ¿qué acaso no eres un hombre? ¿No eres el que ama ser el centro de atención?- se burló. Theo gruñó y rodó los ojos, aunque por dentro estaba pensando seriamente el asunto. Dos semanas... dos semanas era un buen tiempo para levantarle el castigo a su pecoso. No le desagradaba la idea de presentárselo a su familia, de hecho tenía que agradecerle a Gael el recordatorio.

-Bien, iré acompañado. Puedes respirar tranquilo, nadie te hará usar un traje blanco- Gael fingió temblar ante la mención del traje. No tenía idea de por qué su cuñado era tan reacio al matrimonio pero bueno, eso era problema de su hermano no suyo. El tenía su propio pelirrojo con el cual lidiar.

El la semana que siguió Theo recibió sin falta ramos como los anteriores todos los días con el mismo mensaje con el que había llegado el primero. El humor de Theo era insuperablemente bueno.

Nabil por su lado estaba ocupado pensando en formas de pedir perdón y cortejar a su amante perdido. La primera florería a la que había ido solo tenía un tipo de ramo Premium, la siguiente tenía varios pero estaba por agotarlos así que tendría que pensar en otro medio.


A mitad de la segunda semana ningún ramo llegó, dejando a Theo algo curioso y preocupado. Preocupado porque Nabil se hubiese rendido justo cuando pensaba dejarle saber que no estaba ya enfadado con él y curioso de qué haría a continuación si es que no se había rendido.

Cerca de mediodía el teléfono móvil personal de Theo sonó y éste reconoció el tema especialmente puesto para las llamadas de Nabil. Sonrió ampliamente al escuchar el tono y se quedó observado su celular dejándolo sonar un rato antes de contestar.

-¿Diga?- habló con tono neutral, tenía curiosidad sobre qué pensaba decirle su pequeño.

-¿The... Theo?- dios estaba tan nervioso, pobrecito.

-Nabil...- lo reconoció y suspiro- ¿Qué deseas?- le martilleó el corazón pero permaneció neutral.

-¿Estás en tu oficina?- preguntó con timidez.

-Lo estoy, si necesitas algo referente al trabajo puedo canalizarte con alguien adecuado- le aseguró, aunque sabía que Nabil no le hablaba por nada del trabajo. Un corto silencio prosiguió a su afirmación antes de que Nabil volviese a hablar.

-¿Puedes ver por la ventana?- Theo curioso se levantó y se dio media vuelta para acercarse a la pared de vidrio tras él.

-¿Para qué quieres que lo haga?- preguntó con el mismo tono.

-¿Puedes ver el espectacular apagado frente a tu edificio? ¿En la calle principal?- Theo buscó con la mirada y cuando ubicó la enorme pantalla apagado asintió.

-La veo ¿qué ocurre con ella? ¿No querrás que vaya a arreglarla o sí? ¿Quieres usar a este genio para esa tarea mundana?- preguntó con tono cínico, aunque inmediatamente se preocupó de ser demasiado duro, solo quería castigar un poco a su bebé no ahuyentarlo. Para sorpresa del rubio Nabil no solo no colgó, valientemente se aferró a su celular antes de continuar hablando.

-Se que no se escuchará desde tu oficina ¿puedes quedarte al teléfono?- Theo frunció el ceño pero antes de que pudiera preguntar a qué se refería la pantalla del espectacular se encendió y un joven desconocido para él apareció en la pantalla. Desde el celular escuchó lo que al parecer decía.

"Bueno, la siguiente canción está dedicada a alguien muy especial. Hey extraño, Nabil dice que sabes que esto es para ti "

Escuchó el sonido en el teléfono y parpadeó varias veces... ¿eso era lo que creía que era? A plena luz del día el espectacular proyectó un pequeño concierto de opera pop de una sola canción. Desde el celular Theo escuchó claramente la voz profunda y rica de aquel joven desconocido cantando "por ti seré"

Theo suspiró mientras escuchaba y veía la pantalla con el mismo mensaje que había recibido durante los últimos días corriendo en una banda en la parte inferior de la pantalla. Esta vez su pelirrojo se había exprimido el cerebro para pedirle perdón. Sonrió mientras se apoyaba de la ventana y esperó a que la pequeña serenata terminara y la voz de Nabil volvió a aparecer en el teléfono.

-Theo...- le llamó indicándole que estaba de nuevo en la línea. Theo sabía que su pelirrojo era bastante cobarde y que todo aquello estaba tomando cada fibra de valor de su cuerpo así que decidió que no seguiría haciéndole la vida difícil.

-¿Estás cerca?- preguntó con voz suave- Ven a mi oficina, tenemos que hablar- le indicó sin siquiera imaginar la enorme emoción que aquellas palabras causaron en su pareja.

-Voy para allá- aseguró a media voz.

Apenas diez minutos después Theo vio la puerta de su oficina abrirse, los vidrios se habían vuelto opacos gracias a su sistema inteligente así que quedaron aislados y en silencio en poco tiempo. Theo se levantó y rodeó el escritorio hasta quedar frente a este, sin nada que interrumpiera el camino entre él y Nabil. Lo observó, parecía mas tímido que nunca, algo más delgado, lo cual era preocupante, Nabil era por sí mismo bastante delgado.

Theo suspiró y le tendió una mano.

-Ven aquí... ¿cuál es el punto de que te perdone si no puedo tocarte?- preguntó, Nabil levantó el rostro con los ojos húmedos llenos de emoción y sin perder tiempo corrió a los brazos de Theo aferrándose con fuerza su cintura. Sollozando nada más sentir el familiar aroma inundando sus sentidos.


-¡¡Perdóname Theo!! Perdóname ¡nunca más haré una tontería como esa! ¡No me dejes! ¡No me dejes nunca!- lloró ruidosamente, por suerte la habitación estaba insonorizada. Theo simplemente suspiró tranquilo y lo abrazó dulcemente besando la cima de su cabeza.

-Está bien Nabil, ya no estoy enojado contigo. No voy a dejarte, mi amor- le aseguró acariciando la espalda ajena con una mano y el cabello con la otra, sintiéndolo tan pequeño y frágil en sus brazos que casi parecía que se rompería a la menor provocación.

Con pequeños besos y dulces palabras Theo se encargó de consolar a Nabil hasta que dejó de llorar y simplemente se aferraba a él como un niño a su madre temiendo que lo dejara en cualquier momento.

-Te amo Theo...- sonrió con lagrimas en los ojos, había estado a punto de perder a ese hombre. Theo bajó la mirada encantado con la adoración de su pareja y le dio un pico en la nariz.

-También te amo, mi pecoso- le aseguró justo antes de depositar un beso lento y sensual en sus labios-. Te extrañé tanto, no vuelvas a tu casa hoy, quédate conmigo- pidió entre besos y desde luego Nabil no pensó siquiera en negarse, completamente inmerso en la ensoñación de volver a estar juntos.

Nabil apenas y asintió afirmando mientras sus brazos se aferraban a la cintura de Theo, no había nada en este mundo que pudiese negarle a aquel hombre.




2 comentarios:

  1. Mil gracias por este nuevo capítulo... Besos y cuidense...

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  2. Muchas gracias, me encanta que estén juntos de nuevo, besosss
    Lu Malandro

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