martes, 31 de enero de 2017

Por él - Capítulo 19

Capítulo 19

—Diablos si no fuese por ese maldito evento— y Basil le miró sin entender, hablando ambos con la voz jadeante.

—¿Saldrás a algún lado?— y Jason le miró como preguntando si hablaba en serio.

—Le darán un reconocimiento a tu empresa por el calendario…—aunque se cortó a media frase y rió poniéndose sobre el rubio— Parece que te hago perder la cabeza, cachorro— y Basil se sonrojó aunque casi inmediatamente le entró un ataque de pánico.

—Diablos, diablos…  tenía que ir, es cierto… diablos, diablos… ah… me bañaré de nuevo. Jason imbécil, si sabías ¿por qué…— se sonrojó más—… hiciste esto?— y Jason le vio sin la más mínima culpa desde la cama.

—Hago lo que quiero cachorro, además…— se levantó de la cama acercándose a él mordisqueándole el cuello— si no quieres que me ponga así…no me provoques— y Basil lo empujó.

—¡Yo no te provoqué! Yo no tengo la culpa que seas un animal…— diciendo lo último en un susurro— diablos ¿qué voy a ponerme?— y Jason rió con ganas revolviéndole el cabello.

—Te compré algo antes de que regresaras de París, está en el armario, también me tengo que dar un baño, así que te espero abajo en media hora— Basil asintió y le vio salir. Sonrió sin querer y suspiró, de repente sentía que las cosas podían funcionar, de alguna manera… las cosas estaban yendo bien entre ellos, ¿por qué tenía que acabar?

Podían… realmente podían ser una pareja ¿verdad? Jason se lo había dicho, lo quería permanente en su vida.

—También te quiero permanente en mi vida— murmuró con una sonrisa dejándose caer en la cama.

Aquella noche, fue simplemente increíble, Jason le había comprado un traje que le sentaba de maravilla, había disfrutado de la forma en que el castaño lo sujetaba contra su cuerpo marcando su territorio, y Dios, sí que había disfrutado calentarlo y ver como se controlaba por no sacarlo de ahí y meterse nuevamente entre sus piernas…

Eran una pareja…

Ese paraíso duró dos meses más, tiempo suficiente para que le anunciaran la boda a Andreas y Jason tuviese todo listo, la prensa los acosaba pero a Basil ya no le importaba lo que ésta pudiese decir, tuvo una boda discreta, solo con amigos que llevaba años sin ver y que Jason se las había ingeniado para llevar, de parte de Jason solo habían al parecer un par de personas cercanas a él, un hombre muy alto y otro que parecía japonés.

—Tengo miedo, Nikki— le comentó a su amigo, al que sentía hacía años que no veía y que ahora tenía ahí al lado, desde que todo aquello con Jason comenzara.

—También lo tendría si me acabase de casar con Lakis, Basil— bromeó un poco su amigo y Basil sólo sonrió.

—Soy tan feliz que tengo miedo de que algo malo suceda— y Nikki respondió a su sonrisa con otra.

—Tranquilo Basil, nada va a pasar— y Basil asintió sabiendo que sus temores eran infundados.

Así, de entre todo aquel paraíso, aquella noche fue la mejor… estaba cansado después de la celebración, agotado y extasiado de felicidad. Aquella fue la primera y última noche que pasarían juntos como pareja.

Aquella noche hicieron el amor lentamente, se disfrutaron y un par de labios temblorosos susurraron por fin un Te Amo antes de caer exhaustos por el sueño…

Desgraciadamente, al despertar a la mañana siguiente, un rubio se encontró solo en la cama, la habitación estaba hecha un desastre… y Jason… Jason no estaba.

Basil poco sabía que el miedo y la desesperación que le invadió aquella mañana no se irían de él en bastante tiempo.



Basil se levantó agitado, tenía un mal presentimiento, uno que lo había acompañado desde el día anterior, aunque nada más sus pies estuvieron firmes sobre el piso fue la vista la que le falló haciendo que necesitase sostenerse de la cama para no caer al suelo, se sentía mareado, se mantuvo quieto unos cinco minutos antes de poder bajar y preguntar por el que ahora era su esposo, pero nadie le supo dar señas, Jason simplemente había desaparecido sin que nadie le viese. Basil se sentía angustiado y perdido, ansioso sin razón aparente, pero es que Jason no regresó aquel día, ni el siguiente, ni el siguiente a ese. Pasada una semana se le informó que en ausencia de Jason todas las posesiones del millonario pasaban a ser suyas, tal y como el castaño había escrito y firmado días antes de la boda.

—No… no puede ser— habló Basil al abogado frente a él, era el abogado de Jason, el hombre alto que había visto en la boda— nosotros…. Nosotros nos casamos por bienes mancomunados pero… pero esto es demasiado— y el hombre frente a él se quitó los lentes de lectura viéndole.

—Usted no comprende, esto no tiene mucho que ver con las condiciones de su boda, solo con el hecho de que Jason Lakis dejó estipulado claramente, que en ausencia de su presencia, fuese la causa de cualquier índole, sería usted a quien pasarían todas sus posesiones, la mansión, sus cuentas bancarias, la empresa, sus yates, aviones, helicópteros, autos, hasta el último cubierto de su vajilla… todo es suyo…— y Basil sintió un pequeño mareo. ¿Por qué diablos Jason había dejado escrito algo como aquello? ¿Acaso había planeado desaparecer desde el principio?
No…no podía ser.
No, no Jason, él jamás dejaría las cosas de aquella manera, era de cobardes, además… si Jason simplemente hubiese decidido marcharse ¿por qué la habitación estaba en aquel absoluto desastre?
— Por otro lado, he trabajado por mucho tiempo para el señor Jason y es decisión suya mantener o despachar mis servicios, pero le daré un consejo, actúe pronto o todo eso…— señalando los papeles que listaban las pertenencias de Jason, que había que decirlo, eran muchas más de las que Basil había imaginado— Dejará de ser suyo…— Basil parpadeó.

— ¿A qué se refiere con eso?— Basil parecía desubicado y es que lo estaba. No entendía nada, sobre todo no comprendía ¿Por qué carajos Jason no aparecía? Dios, quería verlo de nuevo, quería verlo y saber que estaba bien.

—El señor Jason cuidaba bien de sus pertenencias, siempre había quien las deseara, ahora… tocará a usted cuidarlas…— y Basil se sintió como un náufrago a la deriva.

¿Qué hacer? Nada de lo que aparecía en aquellos papeles era suyo… Dios, no sabía en quién confiar o qué hacer. Quería a Jason de vuelta… lo quería. Dios, lo amaba tanto, quería ponerse a llorar.

Vio los papeles y apretó los ojos, Jason regresaría, lo sabía, lo que sea que le mantuviese lejos, él lo arreglaría y volvería, estaba seguro.

—Quisiera seguir contando con sus servicios— habló como si todo estuviese bien, no quería que nadie, absolutamente nadie le viese vulnerable— Y también quiero que se busque al señor Jason, la policía no hace su trabajo, quiero a alguien que lo haga.

Y el hombre frente a él se acomodó los lentes.

—Creo saber qué es lo que necesita— y Basil le vio con ojos amenazantes.

—Eso espero… aún no sé qué tanto puedo confiar en usted… pero si hace cualquier cosa que me indique que algo no está bien… lo pagará— y el otro se levantó haciendo una reverencia.

—Puede estar tranquilo y permanecer alerta es una sabia decisión, volveré esta tarde, necesito mostrarle algunos papeles más… recibí indicaciones de solo mostrárselos si aceptaba hacerse cargo de los asuntos del señor Jason… no pensé que fuese tan rápido— y Basil vio al hombre frente a él, era muy alto, un metro noventa, tal vez un poco más, se veía imponente en aquellos momentos y es que justo en ese instante tenía más poder del que Basil hubiese deseado, no le gustaba tener que ir a ciegas, pero de momento no le quedaba de otra, tenía que cuidar de todo lo que al castaño pertenecía hasta que volviera… lo haría.
Definitivamente lo haría, porque Jason regresaría….

No había duda, porque si no regresaba, él lo encontraría.


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