sábado, 7 de enero de 2017

Por él - Capítulo 16


Capítulo 16

— Hijo de perra…— murmuró entre dientes y se levantó regresando con el otro, quien se había levantado y le tomó desprevenido por la camisa golpeándolo fuertemente, el sujeto cayó,  desorientado por el golpe y Jason volvió a levantarlo golpeándolo hasta cansarse, su puño tenía manchas de la sangre ajena pero poco le importaba tenerlas en su fino traje en aquellos momentos— ¿Qué le diste?— preguntó entre dientes viendo el rostro amoratado y casi desfigurado a escasos centímetros de su vista, el otro rió.


— Nada que él no quisiera, quería experimentar con drogas y sólo le complací ¿no te llamó acaso para cancelar su cita contigo? Es porque le dije que tenía el día libre para él— Jason hubiese creído eso de no ser por la voz trémula de Basil que le había llamado hacía apenas unas horas para insinuar que fuera donde él, Basil no era tan idiota—Basil y yo nos conocemos desde hace tiempo, desde antes de que le conocieras— y Jason se preguntó si aquel sujeto sabía que Basil había sido su objetivo desde hacía ya diez años, cuando ellos apenas tenían quince, el sujeto se limpió la sangre de la boca –Sólo volvió a mí, de donde nunca debió marcharse— Jason rió. Todas esas mentiras, tal vez las hubiese creído hace un par de meses, pero no en ese momento.

— ¿Y piensas que creeré eso?

— Parece que tienes mucha confianza en tu amante— aquel sujeto se veía bastante confiado, era buen actor.

—Basil no es mi amante— sonrió— es mi perro, mi esclavo.

— Su deuda contigo fue cancelada no hay más que lo ate a ti— Jason se preguntó qué tanto más sabría aquel sujeto, al parecer no más de lo que se averiguaba checando estados de cuenta y observando a Basil como un maldito acosador.

— ¿Deuda? – sonrió— No es una deuda lo que lo ata a mí – lo jaló y lo lanzó dentro de la habitación, le amarró con un par de corbatas del rubio y lo dejo tirado en el suelo— ¿quieres ver que tan atado está a mí?— trajo agua del baño y despertó a Basil a base de un buen balde de agua fría, estaba alterado y su vena posesiva era la que reinaba en ese momento— Despierta Denakis…— Basil entreabrió los ojos, se sentía tan caliente, su mente estaba nublada y no sabía dónde estaba.

— Ja…Jason..— murmuró, ¿qué hacia ahí Jason? Parecía tan molesto… no podía ver bien, apenas y alcanzaba a ver el rostro de Jason.

— Sí…— susurró al verle tan confundido— Estoy aquí— acariciando su vientre y Basil pensó que jamás se había sentido tan necesitado— ¿Esperabas a alguien más? ¿Recuerdas a quien perteneces?— Basil jadeaba, ¿por qué Jason hablaba tanto? Que lo tomara… estaba tan ansioso.

— Soy tuyo Jason…solo te pertenezco a ti…ah…Jason… — Jason sonrió.

— Dilo— acariciándole el rostro— dilo otra vez… o sabes lo que puedo hacer— Allon se preguntó a qué se refería cuando Basil se medio levantó con el rostro atormentado, estaba excitado pero también fruncía un poco el ceño.

— No tienes que amenazarme… yo… yo te obedeceré – pensando en su niño, en su precioso hijo, había olvidado en las condiciones en las que había entrado por primera vez a la cama de Jason, se hincó en la cama sujetándose de la camisa del otro, la cabeza le daba vueltas—Siempre… siempre... besaré tus pies… si me lo pides…— susurró cada vez más bajo antes de caer inconsciente de nuevo, Jason le vio y se dio cuenta que se había sobrepasado… Basil… ¿cuánto más podría atormentarlo antes de ser odiado?


— Él es mío— murmuró Jason levantándose, viendo al sujeto en el suelo, pateándolo con fuerza— Te metiste dónde y con la pertenencia  de quien no debías— volviendo a golpearle en el rostro, dejándole inconsciente de una patada, iba a arruinar a aquel sujeto. Sacó el teléfono que increíblemente aún estaba en su bolsillo y llamó a un número conocido- Kendal, necesito un trabajo de limpieza… no, estoy fuera, consigue algo en París…te enviaré la dirección.

Media hora más tarde tocaron a su puerta y se llevaron al sujeto, mientras tanto se quitó el saco, y se metió con Basil bajo la ducha, le mojó y besó su rostro suavemente, Basil despertaba de vez en cuando, confundido y sin saber dónde estaba, pero al verle sonreía sin decir nada, volviendo a caer dormido. Le masturbó un par de veces y le vio venirse entre sus brazos, aquel fue el peor suplicio que Jason podía soportar, verle correrse, desearle y no poder tenerlo, no en aquel estado, por mucho que él tuviese todo el derecho de hacerlo. Después de casi una hora bajo el agua salieron. Jason le secó bien, no quería que se enfermara, tampoco creía que hubiese problema, había mantenido el agua a buena temperatura,  le cambió las ropas, cambiándose él también. Habían dejado la habitación completamente arreglada y dejó a Basil sobre la cama, lo observó toda la noche porque Basil no despertó sino hasta el día siguiente, encontrándose con el rostro tranquilo y durmiente de Jason.

—Ja…Jason— murmuró para sí, le dolía un poco la cabeza al principio pero pronto pasó… ¿qué había pasado? No recordaba nada después de haber visto a Allon en su puerta… ¿acaso lo había soñado? ¿Qué hacía Jason ahí? No entendía nada…

— Despertaste— aquella fue la voz adormilada del moreno y Basil le miró haciéndole un millón de preguntas en aquellos ojos.

— No recuerdas nada ¿verdad? – Basil negó, no entendía qué pasaba ahí, pero Jason se veía increíblemente sexy desaliñado y recién levantado… con un demonio, no debía estar pensando tonterías en ese momento— Ayer vine nada más me colgaste, por cierto, tendrás que compensarme por eso— Basil recordaba y giró el rostro evadiendo su mirada.

— No sé por qué viniste, pensé que podías conseguir sexo sin tener que venir hasta aquí— sonaba herido, molesto y Jason se levantó besándole el hombro, Basil le miró sonrojado sin entender el porqué de ese gesto, pero sin quitar su rostro de enojo.

— ¿Por eso dejaste que entrara ese sujeto?— el rostro de Basil mostró confusión—tu jefe…te drogó, cuando llegué estaba a punto de violarte…— no quiso darle más detalles, con lo que había dicho Basil ya había palidecido, ¿para qué decirle más?

— ¿Tú… tú le detuviste?— preguntó como con miedo y Jason se le quedó viendo algo molesto.

— Por supuesto que sí, nadie toca lo que es mío, Denakis… creí haberte advertido que tuvieses presente a quién pertenecías ¿qué hacías dejando entrar a aquel sujeto?— Basil se sonrojó, quería reprocharle tantas cosas y mandarlo al diablo, pero el pensar que Jason le había rescatado, que a pesar de todo había ido a verle… le dejó sin palabras.

— Do…— una duda le vino a la mente— ¿dónde está?— Jason se sentó tranquilamente en la cama.

— Le envié al hospital— Basil parpadeó un par de veces.

— ¿Lo…lo…que?— Jason le miró con el ceño fruncido.

— Al hospital, ya te dije, nadie toca lo que es mío— Basil sonrió un poco, la verdad no le importaba que Allon estuviese en el hospital…

—Y… ¿si levanta cargos?— Jason estaba acomodándose la ropa.

— Le refundiré en la cárcel – Basil suspiró.

— Lo lamento— Jason le vio sin entender— Cualquiera de las dos opciones significarán un escándalo para ti… — la droga todavía debía estar haciendo efecto, se sentía tan sumiso que le daba vueltas el estómago. Jason por su lado se sentó en la cama.

— ¿Escándalo? Realmente no me importa lo que pueda decir la estúpida prensa, pero si realmente lo sientes tendrás que hacer algo para remediarlo— Basil no entendió— sofocar un escándalo por otro— sacó algo de su abrigo colgado en el respaldo de la cama, una pequeña cajita negra. La abrió, había un precioso anillo de platino y diamantes— Una boda siempre puede sofocar el escándalo—Basil miró el anillo y por unos segundos pensó que lloraría de emoción pero cerró los ojos aclarando su mente, aquello no era más que una parte de la farsa.

— Como si pudiese negarme— murmuró extendiendo la mano al anillo pero Jason lo retiró.

— Si prefieres seguir siendo mi amante, adelante, puedes escoger, eso o ser mi esposo, si me aborreces tanto como dices, no voy a obligarte a casarte conmigo— guardando el anillo en su saco, sabía que lo viese por donde lo viese seguramente Basil se sentiría más seguro casado con él, eso significaba algo de estabilidad, en cambio, como su amante siempre tendría miedo de ser echado de su vida, más claramente de la vida de su hijo, Basil sabía eso, y esperaba que rogara por ese anillo, Basil no lo amaba, pero le regocijaba pensar en cuánto lo necesitaba, porque así era, Basil no lo amaba, pero lo necesitaba, más que al mismo aire.

— Yo…




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